Hace tiempo me encuentro con la misma idea, casi como una conclusión: “Ser consciente es lo único que importa”. Todo confluye y remite a lo mismo.
💡 Lo importante es darse cuenta, estar consciente y presente, entender y prestar atención a lo que está pasando.
Porque – vamos a alejarnos del concepto para volver más tarde – para ser un maestro en cualquier arte, hay que dominarlo, controlarlo, saber como funciona, entenderlo en un sentido profundo.
– Aplica para las artes marciales, los negocios, la comunicación, el arte plástico, la ingeniería, etc.
Hace poco me encontraba con algunos colegas, hablábamos de lo que había pasado en el último semestre (tiempo que había pasado sin vernos o conversar profundamente). Hablábamos de hitos, evolución, proceso, logros, crisis, altibajos, amores y desamores: la vida misma.
Una frase se hacía recurrente: hay que ser consciente. Hay que ser consciente de nosotros mismos, de nuestras emociones, de nuestra salud, de nuestros pensamientos, de nuestras herramientas, de nuestra relación con el entorno, de nuestros sueños y deseos, de nuestro anhelo por lograr cosas inabarcables.
La reflexión es una parte crucial de la vida.
Lo llevo a un ejemplo más concreto: hablamos con Imanol (gran amigo), en un punto, de inversiones y su relación con la “timba” (el azar, el juego, el casino).
Imaginate que te llega una sugerencia de compra de acciones, recomendada por un amigo que es crack en finanzas. Lo natural es que, si no te consideras muy capacitado en este tipo de situaciones, accedas a escuchar o prestar atención a quien considerás de confianza.
Quizás, hasta compres acciones ciegamente, confiando en su pericia.
Quizás, las acciones dupliquen su valor en tiempo record.
Quizás hiciste bien.
Pero, ¿Es la mejor manera de hacerlo? – Bueno, depende.
No podemos diagnosticar la “mejor” manera de hacerlo, aunque si podemos tomar nota, reflexionar y prestar atención a ciertos detalles que nos faciliten la toma de decisiones futura.
En otras palabras: prestar atención y aprender de lo que sucede a cada paso, nos puede simplificar y mejorar sustancialmente la calidad de vida.
En este caso hipotético, todo salió excelente. ¿Qué tal si planteamos otro escenario similar, pero con resultados diferentes?
Imaginemos una situación en la que nos llega una sugerencia, no confiamos plenamente, sino que investigamos en detalle. Confiamos en la sugerencia porque validamos la información y la pericia profesional. Invertimos. Perdemos todo. Todo.
Pareciera que en el segundo caso todo salió mal. ¿No es así? Bueno, en realidad podríamos observar que el resultado no fue el esperado. Pero no necesariamente las cosas salieron “mal”. Quién se sabe en un proceso de aprendizaje, comprende que el error es natural y nadie está o debiera estar exento de ello. Y también sabe que el error es una gran ocasión para aprender a mejorar sus habilidades, porque es consciente de sus acciones.
La reflexión es una parte crucial de la vida, al menos en los humanos. Son esos momentos en que decidimos deliberadamente, basados en un juicio propio sobre las opciones que disponemos.
Me lo llevo para otro lado, vamos a plantear otro ejemplo. Hace un tiempito incursionaba en la Calistenia, un proceso de ejercicios físicos con el propio peso corporal. En este sistema, el foco está puesto en los movimientos de las cadenas musculares que componen nuestro cuerpo. Esto te “obliga” a estar atento a la corporalidad, apreciar como se sienten tus músculos, y la conexión que hay en todo el cuerpo. Te invita a ser consciente.
Pero… es poco probable que puedas hacerte consciente de todo tu cuerpo al mismo tiempo en un primer intento. Y eso es normal. No estamos entrenados, generalmente, en el arte de prestar atención, de actuar con paciencia. Y ahí está la clave: ser consciente o prestar atención, real atención, es algo entrenable.
Como en cualquier entrenamiento, poner en práctica una destreza la potencia.
Tomar acción de manera deliberada, con criterio previo y reflexión futura, alimenta tu capacidad de acción. Ser constante en nuestras acciones, en pos de la mejora, deviene en la mejora. En otros términos: Practicar la consciencia nos facilita el desarrollo de la misma.
Siempre podemos decidir prestar atención o no hacerlo, pero la posibilidad existe, sabelo. Y todo parte de ahí, de una decisión. ¿Qué tenés ganas de que pase en tu vida?, ¿Cómo te ves en los siguientes años?, ¿Qué está pasando hoy que quisieras que cambie?, ¿Qué cosas querés hacer hace tiempo y aún no empezaste?
Más arriba te decía que “La reflexión es una parte crucial de la vida”. Es a partir de la reflexión que las cosas cambian, que al automatismo se detiene y que la consciencia toma lugar. Preguntarte cosas es el primer paso, el segundo es tomar una decisión y el tercero es tomar acción.
Existen multiplicidad de ejercicios para practicar todo lo que te conté hoy, desde Calistenia (ya que lo nombramos previamente), meditaciones activas (aquellas donde no precisas cerrar los ojos), Visualizaciones creativas, tomar sesiones de terapia (la que sea) o, incluso, salir a caminar.
Pero si tenés dudas, volvé a las preguntas que te hice hace unas líneas, partiendo de: ¿Qué tenés ganas de que pase en tu vida?
Espero que esto te haya llevado a un punto de reflexión nuevo, que nuevas ideas se disparen a partir de estas letras agrupadas. Salí a construir tu futuro con consciencia.
Y, si tenés alguna inquietud o algo que quieras trabajar a fondo, siempre podemos conversar y tomar un café virtual ☕😊
¡Que tengas un gran día!
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