“Bueno, depende”, una máxima que enseñamos a unos alumnos en la facultad, con un gran colega (GPT).
Todo, en este mundo globalizado, está teñido de magia y artilugios, maquillado, para que genere impacto. Incluso el título de este escrito tiene su halo de misterio para llamar tu atención.
En clase, cada vez que hacemos una pregunta que no tiene una respuesta directa, sacada del manual, enseñamos a reflexionar (y a ganar tiempo) a los estudiantes mediante el uso del gran y poderoso “Depende“.
Son esos papelitos de colores los que hacen que cosas nefastas resulten atractivas o que nos llevemos algunos chascos cuando contratamos servicios. Podemos llevarlo a cualquier plano profesional, prácticamente.
En el rubro inmobiliario puede ser el chanta que vende casas con riesgo de derrumbe como si fuesen una ganga; en el consumo masivo puede ser ese fármaco que te va a hacer bajar de peso; o incluso puede ser ese albañil que te recomendaron y nunca terminó de revocar la pared. Las posibilidades son infinitas.
Pero… ¿Y sobre el Coaching?
Bueno, sucede lo mismo, depende. Hay muchas corrientes que usan la palabra Coaching porque genera cierto status, puede que tenga sus momentos de estar a la moda. Y con esto, pueden suceder dos cosas (al menos dos cosas): que aparezcan personas que se apropien de palabras que no comprenden, para vender más. O que haya gente realmente capacitada y esté haciendo cualquier cosa. Las dos son altamente peligrosas.
Y claro, hay una tercera posibilidad. Están los profesionales capacitados y que operan con la prolijidad que cualquier profesión requiere.
¿Son todos así? No, claramente no. Encontramos de esto en todos lados, nuevamente. ¿Cuántas personas encontramos a nuestro alrededor que dicen hacer más de lo que saben hacer?
- Si respondiste más de 5, estás en peligro. (muchos podemos estar en peligro)
STOP.
Volvamos al eje: ¿Qué es el coaching?
Es un entrenamiento, facilitado por un entrenador. Para una o más personas en simultáneo, y puede tener distintos tipos de desarrollo, según el propósito deseado.
Atención, acá, a la palabra “entrenamiento”. No necesariamente debo ser mejor yo en cierta disciplina, o tener más experiencia/conocimiento en cierto área, para poder entrenar a alguien en ese aspecto de la vida.
¿Muy rebuscado?
Pensalo así: un entrenador de futbol puede no haber ganado nunca una copa del mundo, pero puede entrenar a un equipo para que lo logre. Del mismo modo, un entrenador de tenis (un coach) puede entrenar a un tenista para lograr estar dentro del top 10, aunque él nunca haya llegado tan lejos.
Así mismo, un coach financiero puede no tener la experiencia de Warren Buffet pero aún así lograr que vos mejores tus habilidades en finanzas.
Porque el juego acá es que vos mejores tus habilidades, no que alguien te las de en bandeja. Para esos fines, puede ser mejor buscar a alguien que se considere asesor o mentor.
Por esto pueden existir distintos tipos de coaches o entrenadores. Y algunos pueden tener herramientas reales para hacerte crecer, mientras otros venden un manual de uso adaptado a su propia experiencia.
Lo voy a profundizar un poquito más, solo para ampliar mi mirada.
Desde el coaching ontológico, con base en la ontología del lenguaje, se habla del desarrollo del individuo. Un individuo, como actor de un sistema complejo, interconectado con muchos nodos, ámbitos, personas o círculos sociales. Un individuo con modelos mentales propios, dados por la propia experiencia. Una experiencia intransferible, porque solo entendemos las cosas según el filtro que nosotros mismos nos creamos para darle un sentido al mundo.
Pará, Nico. ¿No estás siendo un poco extremista?
Bueno, depende.
La cuestión es que, quien te quiera vender un libreto aplicado por igual y estudiado en 10.000 casos de éxito y se haga llamar Coach, debería, cuanto menos, despertar una alerta en el radar.
Es que… ¿No es ese el cambio que estamos exigiendo en el sistema educativo? Una “personalización de la experiencia”, lo mismo que le pedimos a las marcas y a la sociedad en general.
¿Entonces son todos chamulleros?
No, tampoco es así. Pero para encontrar quien pueda desarrollar tu potencial de una manera personalizada y que te sea funcional, te recomiendo un poco más de investigación y pensamiento crítico.
Ya sea que te apoyes en un coach, un mentor, un counselor, un psicólogo o alguien que conociste en un aeropuerto, la decisión de tomar su asistencia, consejo, apoyo o ayuda, depende de vos.
Nadie dijo que crecer fuera fácil, mas lo hermoso de este quilombo es que podemos evaluar si el camino que tomamos es el que nos sirve (nos resulta funcional) o consideramos mejor cambiar el rumbo. Siempre hay momento para un nuevo comienzo.
Vos, ¿ya te encontraste con algún vendedor de papelitos de colores?
¡Contame!
Completá tus datos en el siguiente formulario para que
sigamos explorando ideas juntos 🧠